miércoles, 28 de noviembre de 2012

LA HISTORIA DE LA SEÑORA HARRIS MAS CONOCIDA COMO LA GRINGA


LA HISTORIA DE LA SEÑORA HARRIS MÁS CONOCIDA COMO LA GRINGA







Todos en el pueblo queremos ayudar a la señora Harris, comenzando por sus alumnos a los que quería como si fueran sus propios hijos y ahora quieren que su alma descanse como descansan todas las almas de nuestros muertos. Pero casi nada sabemos de la Gringa, que es así como la llamamos, desde la tarde que llegó a este pueblo donde crecen los cactus de saguaros y el cielo es seco como el ojo de los ciegos. Aquí donde rara vez se detienen los buses de turistas se bajó un día la Gringa, con su cámara Canon colgando del pecho y alquiló una habitación, en la pensión de las Flores. Los primeros días se nos hizo raro ver su larga silueta, fotografiando las ramas de los mezquites, las espinas de los saguaros, los campos de nopales en flor, las patas de las lagartijas huyendo de los hombres y hasta las piedras muertas de los barrancos que en este pueblo nacen a toda hora. Luego fue habitual verla entre los animales sedientos mirando las cosas que a ningún extraño interesan. En esos días le advertimos que no debía molestar el descanso de los seres que parecen muertos pero no lo están pero la Gringa estaba resuelta a comprender hasta el leve quejido de las raíces cuando buscan agua.

Por eso un día compró la casa de al final del pueblo que colinda con el río seco y abrió la única escuela de música de los alrededores , nosotros pensamos que el sol le había quemado la mollera, pero nos cayó en gracia cuando resucitó el piano de la iglesia que no sonaba desde el tiempo de los cristeros. Desde entonces no hubo fiesta de guardar , ni misa que no acompañara al piano.

Pero desde hace dos semanas hacemos misa sin ella , porque la Gringa cuando estaba en el río seco mirando las ranas a través de los ojos de su cámara, perdió el equilibrio y cayó sobre una enorme piedra golpeándose la cabeza. Murió en el acto, pero la pobrecita anda perdida aún por aquí y algunos la han visto mirando tristemente el río donde aún croan los sapos y las ranas verdes. Muchos casi han muerto del susto al verla acongojada entre los campos de nopales, sin embargo porque la queremos como si fuera una de los nuestros hoy muy temprano sus alumnos han recogido las flores de cempasúchil y han decorado el altar que entre todos le hemos hecho a la Gringa.

A esta hora el pueblo está lleno de un olor a incienso y las flores se ven más naranjas a la luz de los cirios, nos hemos preparado para recibir a nuestros muertos y en especial a la Gringa , que nunca entendió nada de los vivos y menos ahora de los muertos. Allá la vemos venir con su mismo caminar entre los nuestros , parece cansada y se ha arrinconado en una esquina de la plaza , viendo a los otros difuntos que sonríen a la tierra. A la puerta de su escuela de música sus alumnos , a los que quería como hijos, siguen cantando con sus calaveritas y la señora Harris parece tomar un poco de aire como si quisiera zambullirse en el agua al escucharlos con sus voces angelicales. La sed de los muertos es peor que la de los vivos. Pero nosotros hemos nacido con la canícula y desde siempre aprendimos a esperar. Cuando cae una gotita de agua , damos gracias a esta tierra porque no somos malagradecidos con nada, menos con ésta que es donde quedarán nuestros huesos . Tenemos tanta paciencia como quién se sienta sobre un petate a esperar ver nacer la primera flor del nopal. Por eso no nos ha costado nada esperar a la Gringa. Nos hemos estado aquí hasta que la hemos visto empujar su largo cuerpo con ese último aliento y entrar a su casa abriéndose paso entre el coro de calaveritas.


Silvia Llanto Cadenas

Mataró Octubre 2012

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