viernes, 24 de mayo de 2013

Hasta el último pucho


En toda familia hay un loco. El nuestro llegó el día que mi suegro quedó viudo. No  había pasado ni un mes de los funerales cuando recibimos una llamada. Al parecer el padre de mi marido, había decidido salir al balcón de su piso en plena noche a fumarse  un cigarrillo. Suceso nada singular en una ciudad de fumadores, salvo por el detalle de  no llevar  más que un Camel encima.

Cuando llegamos , mi suegro seguía de pie con el cigarrillo en la boca, ignorando la respetable concurrencia de vecinos reunidos en la calle para ver a un viejo calato. Fumaba correctamente, sin prisa, con dignidad. Yo me arrepentí de haber ido, no era un buen  panorama para una nuera, ni para un hijo como  mi esposo, que  le rogaba  que entrara al piso mientras le alcanza la bata de dormir, pero el viejo siempre fue muy terco y  se mantenía inmutable en el balcón, ajeno a los ruegos y a las risas. 

Sino hubiera estado de pie y fumando habría jurado que estaba en estado comatoso. Pero la noche siguió llenándose de olor a tabaco hasta que  por poco se quema los dedos del pie con los restos de pucho que caían en picado. Sólo entonces , ese hombre de rostro endurecido surcado de arrugas, ese hombre de músculos blancos mal recortados por el tiempo , ese hombre con el sexo viejo asomando por la baranda aceptó la bata , entró al piso y se fue al baño a hacer lo único que le faltaba por hacer.

domingo, 19 de mayo de 2013

MILONGUITAS


"¿Te acordás, Milonguita? Vos eras
la pebeta más linda 'e Chiclana,
la pollera cortona y las trenzas,
y en las trenzas un beso de sol.

Y en aquellas noches de verano,
¿qué soñaba tu almita, mujer,
al oír en la esquina algún tango
chamuyarte bajito de amor?

¡Estercita!
Hoy te llaman Milonguita,
flor de lujo y de placer,
flor de noche y cabaret..."


El tango es danza antes que nada, baile que connota la realidad sexual de una ciudad que ha crecido al fragor de la inmigración y que nos cuenta muchas historias. En el Buenos Aires del XIX, el tango es baile de compadritos y de las milonguitas, a las que Gardel llama  "Muñequitas de carne". Las milonguitas son chicas que cobran por bailar y que prestan sus encantos a los clientes, en las academias, casas y peringundines.

Academias:


La primera academias conocida fue la de Carmen Gomez en el siglo XIX. Aunque según cronistas memoriosos las originales son las que se encuentran en los barrios viejos de Buenos Aires y Montevideo como: La Academia San Felipe, en Montevideo, La Academia el Dorado, El Rincón, la Academia Olimpo y academia también serán las cafés y brasseries. En los años 30' y 40' las Academias pasarán a ser salones donde se practica el tango y la socialización juvenil.
Según descripción de Francisco Soto y Calvo la academia de comienzos de siglo era "una pieza fea y ahumada. Aunque de techos altos con tirantes de palmas, presentaba mínimo espacio al humo ... había un largo diván para que sentaran los parroquianos y en los sórdidos rotos cojines al diván unidos, mujeres y hombres de diversas menas, mezclados y apretados..."

Casas de Baile:


Eran casas particulares convertidas en pista de baile. Así como en Estados Unidos serán frecuentes las rent-house parties, donde el ragtime primero y el jazz se irán modelando. Los encuentros tangueros tienen nombre de mujer. Se escucha tango en las casas de : Concepción Amaya "Mamita", Adelina "La parda", Laurentina Montserrar "(La morocha Laura"., María Rangallo "La vasca". Estas casas serán los verdaderos laboratorios del tango como baile y como música.En esos lugares por tres pesos se puede bailar con bailarinas adiestradas, geishas dispuestas a todo. Allí llegan señores porteños de mucho dinero, amigos del Barón de Marchi,

Las casas cobran fama, resaltadas por una escenografía particular pero sobre todo por la presencia de las madamas de algunas de ellas ha quedado algún recuerdo. De María Rangallo, nacida en la vasconia francesa  por ejemplo: " es hermosa, de cara llena, gordita casi, pero bien formada, su hombre es "Carlos el Inglés"(Carlos Kern), bailarín insigne de tangos y valses, imponente varón de ojos claros... cuida el orden y el prestigio de la casa".La casa de la Rangallo sufre una clausura en 1905 pero gracias a sus contactos vuelve a abrir sin problemas, registros periodísticos de la época recogen la molestia del vecindario que pese a recurrir a la autoridad parroquial  :"No ha sido posible conseguir que se cierre ese antro de desenfreno.La vida se hace insoportable con tan horrorosa vecindad". En los archivos policiales existen referencias a la Rangallo,su casa, sus pupilas y sus veladas con música y sexo.
Es en la Casa de la Vasca donde Rosendo Mendizábal estrena El entrerriano y que Ernesto Ponzio se anima a tocar a su Don Juán.




Para los más valiente Madame Blanche abre su local casi en el centro en la calle Montevideo 775, la casa es un pequeño hotel aburguesado, con espejos biselados y piano de cola larga. Las parejas que bailan prefieren hacerlo con el Choclo y Hotel Victoria.Aquí las pupilas francesas cobran 10 pesos. Morochas, negras, pardas,criollas, francesas, húngaras,polacas, rusas, en el tango sobrevive el Buenos Aires étnico de otros siglos mezclado con los colores que están llegando de Europa.

Peringundines:
Se tocan con la prostitución, pero el vocablo perdurará como sinónimo de lugar de baile y bebida. Recuerda a "los cuartos de chinas". En la memoria popular esta palabra que también alude a una danza italiana, tiene el sonido de la mala vida. Hacia fines del siglo XIX por música peringundinera, se habla de aquella  música que según el cronista Ceferino de la Calle "hace girar a las parejas en desenfrenada evolución"
En Entrerriano tango tocado por primera vez en 1897 por el pianista Rosendo Mendizábal  en la Casa de María La Vasca.

Fuente:
Pujol , Sergio . Historia del baile de la Milonga al disco. Gourmet musical ediciones 2011.