lunes, 6 de agosto de 2012

Sobre el origen de las luciernágas: La leyenda de los Isondúes.



Los científicos creen que las primeras especies de luciérnagas que aparecieron en la tierra , fueron las hembras aladas. Hembras en busca del príncipes azules. Se dice también  que durante el apareamiento  regalaban esas alas como un curioso presente nupcial y que a los príncipes consortes poco les importaba , ellos van directo al asunto como en muchas especies . Claro que cuando evolucionaron dejaron de lado la idea del regalo nupcial. 

Sin embargo es gracias a esta danza de cortejo luminoso que podemos gozar de ellas. ¿Quién no habrá quedado marcado siendo niño con ese espectáculo, con el descubrimiento de su presencia ? Para aquellos que viven en el campo no es muy difícil toparse con ellas en las noches de verano, qué privilegio. Privilegio que debemos cuidar porque su presencia disminuye con el exceso de iluminación artificial.

Las luciérnagas nos han acompañado desde siempre y desde siempre han despertado nuestra imaginación. Los pueblos cuentan diversas leyendas sobre las luciérnagas. Uno de esos pueblos es el de los guaraníes, en la leyenda de los Isondúes, la relación de estos bichitos con el origen y preservación del fuego es signficativa.
En la misma región habitada por los guaraníes existe otra leyenda sobre las luciérnagas: 

"En su origen, el isondú, fue un gallardo y apuesto joven, que habitaba en aquella vasta región de frondosa vegetación y fértiles tierras. Este joven, de conducta intachable y de apuesta presencia, atraía a todas las doncellas que se enamoraban perdidamente de él. Los demás hombres, sintiéndose despreciados, se llenaron de coraje y se reunieron tratando de buscar una solución a aquel problema. De nada tenían para acusarle, porque no había cometido ningún desafuero, ni podía ser culpable de su perfección física; Habían intentado que cayera en el vicio, pero se habían estrellado ante su temple de acero. Sin embargo , había que eliminar fuera como fuera a aquél ser perfecto, que desviaba hacia él los corazones de todas las ¨ cuñás ¨ o doncellas.
Todos los jóvenes, amarillos por la envidia, resolvieron matarle, y apostados una noche de luna tras los árboles del bosque por dónde él tenía que pasar, esperaron a que llegara y le sorprendieron por la espalda , cayendo sobre el indefenso joven y asestándole veintidós puñaladas en todo el cuerpo, por cuyas heridas brotaban chorros de sangre, que empaparon la tierra hasta dejarle exangüe. Pero, antes de exhalar su último aliento, vieron los mozos, aterrorizados, que el cuerpo del mancebo se transformaba en un pequeño insecto de maravillosos resplandores, saliendo una misteriosa luz por cada una de las heridas que había recibido. En la herida del corazón se formó la cabeza del gusano, que emitía una fantástica luminosidad roja, como un rubí.
Los asesinos, asustados ante el prodigio, marcharon apesadumbrados de su crimen, y tuvieron que contemplar durante todas las noches de su vida aquel resplandor siniestro que les recordaba su maldad y torturaba su conciencia, no volviendo a recobrar jamás la calma.
Desde entonces, grupos inmensos de isondúes, pueblan de un fantástico resplandor, durante las noches, el bosque, convirtiéndolo en un paraje encantado.
Logrando atrapar un isondú o gusano de luz, se ve que tiene once lucecitas de cada lado de su cuerpo y son los vestigios de las veintidós puñaladas recibidas, y la luz roja de la cabeza es el corazón de aquel hermoso joven que despertó los celos de los demás hombres.


Si quieren saber más sobre estos mágicos bichitos les dejo un enlace.
http://www.gusanosdeluz.es/

3 comentarios:

  1. En un bosque de Tenerife vi una vez una luciérnagas o eso creo porque brillaban mucho y era alucinante ver aquellas lucecitas arrastrarse por el suelo. Me hago seguidora de tu blog desde ya. Besos

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  2. Seguro que lo eran es un espectáculo muy bonito. Tuve la suerte de vivir frente a unos cañaverales y aluciné mucho en mi infancia con los cañaverales, el mar , las estrellas y todas esas maravillas que la naturaleza nos regala.

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